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Tecnología en la educación: luces y sombras

Los programas una computadora por niño (OLPC por su nombre en inglés) se han expandido sustancialmente en países en desarrollo, siendo Perú y Uruguay los dos países que cuentan con un mayor despliegue en términos de número de laptops entregadas. Uruguay se caracteriza además, por ser el único en haber alcanzado cobertura nacional. Sin embargo, los estudios que analizan el impacto de estos programas en el aprendizaje son escasos y no presentan evidencia concluyente. La evaluación realizada para el caso de Perú no encuentra efectos significativos ni en lectura ni en matemática.[1] En cambio, un estudio realizado para China constata un efecto positivo en matemática mientras que un estudio sobre Nepal observa un efecto negativo en lectura y la ausencia de efectos en matemática.[2] Finalmente, un estudio realizado recientemente para Uruguay sugiere que el Plan Ceibal no habría tenido impactos en el desempeño en pruebas de lectura y matemática.[3]
Evaluar potenciales impactos de los programas OLPC en lectura y matemática resulta relevante en la medida de que estas asignaturas son consideradas centrales para el desarrollo del estudiante y por tal razón son hasta el momento aquellas con las que las evaluaciones internacionales como PISA juzgan el desempeño educativo de los países. ¿Es plausible esperar impactos del Plan Ceibal en estas áreas? En gran parte ello depende de cuánto y sobre todo de para qué y cómo se ha empleado dicha herramienta en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

En lo que refiere a cuánto, y en base a la información empleada en el reciente estudio realizado por el Instituto de Economía, en octubre de 2009 un 77% de los alumnos de sexto grado respondió que usaban su XO al menos una vez a la semana en la clases de lectura (57% en matemática).[4] Sin embargo, tan solo un 32% de los estudiantes evaluados en 2012, cuando asistían a Ciclo Básico, declaró emplear la laptop de Ceibal al menos de vez en cuando en las clases de lectura (34% en matemática).[5] Con respecto al para qué, de acuerdo con los estudiantes de sexto de primaria evaluados en octubre de 2009, el principal uso de la laptop en clase era bajar información y navegar en internet. Ello constituye un primer indicio para comprender por qué es razonable no encontrar un efecto del plan en el desempeño en matemática o lectura.
¿Cómo mejorar la calidad educativa mediante la integración de tecnología al aula?
Tanto Michael Fullan, profesor emérito de la Universidad de Toronto, como un estudio realizado en Gran Bretaña por una fundación que se especializa en innovación en educación subrayan que ninguna tecnología tiene un impacto en el aprendizaje por sí sola, todo depende de cómo ésta se use.[6] Se destaca la diferencia entre que la tecnología apoye las actuales prácticas docentes y que las transforme. En este sentido, se concibe a la tecnología como un insumo que va más allá de representar una herramienta de recolección de información (en sustitución de los libros de texto tradicionales), procesamiento de textos y aplicaciones gráficas.

Fullan y sus colaboradores plantean que cada vez más los estudiantes se aburren en clase y como consecuencia los docentes se frustran. Al mismo tiempo, la tecnología está captando crecientemente la atención de estudiantes y docentes y no necesariamente de modo productivo. Ante esta situación, argumentan que es necesario reformular radicalmente la educación, en parte para reducir el aburrimiento y sobre todo para potenciar el aprendizaje. Se plantea que el horizonte de posibilidades para desarrollar el aprendizaje independiente nunca ha sido tan grande. Ha habido una expansión sin precedentes de la información disponible y de la tecnología que posibilita a los estudiantes su acceso. Sin embargo, es necesario innovar en cómo apoyar el diálogo entre docentes y estudiantes de modo de convertir esa información en conocimiento. Fullan visualiza al docente ya no como un transmisor de conocimientos sino como un ejemplo de actitudes de aprendizaje que coordina el aprendizaje entre pares. Se plantea que la educación debe contribuir a desarrollar las habilidades que demanda el Siglo XXI donde las organizaciones son más horizontales e interrelacionadas, es común el trabajo en equipo y una habilidad altamente valorada es la capacidad de innovar. Ello requiere desarrollar no sólo las habilidades cognitivas sino también las habilidades denominadas “no-cognitivas” entre ellas, aspectos de la personalidad como la capacidad de trabajar en equipo y el emprendedurismo.

El Centro Ceibal parece estar avanzando en esta dirección. Luego de una primera etapa centrada en garantizar acceso, Ceibal parece haberse focalizado a partir de 2010 en lograr mejores resultados en el uso educativo de las laptops en las aulas.[7] Entre otros esfuerzos vale destacar que desde 2012 se ha impulsado el rol de los Maestros de Apoyo Ceibal y de Maestros Dinamizadores en las escuelas y más recientemente el desarrollo de una plataforma adaptativa de matemáticas. Por otra parte, la implementación de un sistema de evaluación en línea ha generado inmensas potencialidades. Además de facilitar la evaluación de todas las aulas del país, el sistema permite que luego de terminada la evaluación los ítems y resultados quedan inmediatamente a disposición del maestro y del director, permitiendo ajustar el proceso de enseñanza en función del desempeño de los alumnos. En este sentido, vale aclarar que la evaluación de impacto del Plan Ceibal recientemente publicada se concentra en las primeras cohortes beneficiarias del Plan y que por tanto no contaron durante su concurrencia a Primaria con los recursos desarrollados por Ceibal en los últimos años. Estos últimos requerirán de tiempo para poder determinar si han generado impactos.

El objetivo de esta nota es plantear lo que quizás muchos ya han escuchado pero que no viene mal repetir: la tecnología por sí sola no genera cambios, es preciso transformar el proceso de enseñanza-aprendizaje para aprovecharla. Ya parecen observarse importantes movimientos en esa dirección. Quedan grandes desafíos por delante.




[1] Ver Cristia J., Ibarraran P., Cueto S., Santiago A., y Severin E. (2012) “Technology and Child Development: Evidence from the One Laptop Per Child Program”. IZA DP No. 6401.
[2] Ver Mo, D; Swinnen J., Zhang L., Hongmei Y., Qu Q., Boswell M., y Rozelle S. (2013). “Can One-to-One Computing Narrow the Digital Divide and the Educational Gap in China? The Case of Beijing Migrant Schools”, World Development, Vol 46, pp 14-29. Sharma, U. (2012) “Can Computers Increase Human Capital in Developing Countries? An Evaluation of Nepal’s One Laptop per Child Program”. Vale notar que algunos estudios han encontrado un impacto positivo del uso de computadoras en habilidades cognitivas basadas en pruebas con Matrices Progresivas de Raven (Malamud O. y Pop-Eleches C., 2011; y Cristia et al., 2012). En el caso del estudio mencionado para Uruguay, no fue posible evaluar el impacto en este tipo de habilidades ya que no se contaba con una línea de base disponible para su comparación.
[3] Ver http://www.ceibal.org.uy/docs/investigacion/Informe_final_IECON.pdf. Tampoco Brum, Butschek y Simion  (2011) ni Acosta, S. (2013; “Plan Ceibal: impacto del programa y efectos heterogéneos”. Informe de Proyecto de Iniciación de CSIC) encuentran impactos en lectura y matemática empleando una base de datos que abarca el período 2006-2009.
[4] Fuente: panel SERCE evaluado en V Evaluación Nacional de Aprendizajes 2009.
[5] Fuente: cuestionarios realizados a estudiantes de Ciclo Básico en el marco del proyecto “Profundizando en los efectos del Plan Ceibal”.
[6]https://skydrive.live.com/view.aspx?resid=AC04B6D9BC30F515!108&app=WordPdf&authkey=!AHn0NUeViz3t91M y Nesta (2012) Decoding Learning: The proof, promise and potential of digital education.

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