Empleo juvenil pierde por goleada

Carlos tiene 19 años y vive junto a su pareja e hijo, en la casa de sus padres en las cercanías del barrio Cuarenta Semanas en Montevideo. Estudió 3 años de carpintería en UTU y algunos años de Ciclo Básico. Hasta ahora ha trabajado en barrido y reacondicionamiento de plazas a través de pasantías ofrecidas por ONGs locales y la Intendencia. Cuando no tiene empleo estable, sale a las calles con su carro de mano en busca de productos reciclables por los que le pagan $1 el kilo de cartón y entre $1 y $3 el kilo de botellas de plástico si las separa por color. Gabriela tiene 25 años y vive junto a sus padres en Pocitos, Montevideo. Completó cursos terciarios en arte y diseño pero sus empleos hasta el momento han sido en servicios, sin pago de horas extras y cobertura parcial de la seguridad social. En su último empleo, la empresa contratante le solicitó registrarse como servicio unipersonal -sin derecho a aguinaldo, licencia, horas extras ni despido- aunque su situación era de dependencia. La mitad de su salario –de un monto cercano al salario mínimo nacional- era aportado para costos de la empresa unipersonal (Banco de Previsión Social).
Ambos casos dan cuenta de situaciones socio-económicas diferentes con un común denominador: ausencia de oportunidades laborales de acuerdo a su calificación. La preocupación por la situación educativa en Uruguay es cada vez mayor entre representantes de distintos partidos políticos, sindicatos y autoridades educativas. La alta –y estancada- deserción entre adolescentes, mayormente de nivel socio-económico bajo, se contradice con la inversión realizada en reformas y programas focalizados en la retención /reinserción educativa de niños y adolescentes. Entre estos programas se encuentran: el Programa de Aulas Comunitarias, el Programa de Impulso a la Universalización de la Educación Media, Programa Puente de Acreditación Primaria, Programa de Maestros Comunitarios y el Compromiso Educativo. Sin embargo, ¿sabe cuántos programas de inserción laboral juvenil ofrece el Estado? Dos: el Taller de orientación laboral - Primera experiencia laboral (INJU) y el Programa Projoven de capacitación e inserción laboral para jóvenes (INEFOP). Ambos programas están focalizados en jóvenes de hasta 24 años que no completaron su educación media. Entre quienes asisten, generalmente la mitad son convocados por empresas para realizar pasantías.
Alguien podría argumentar que el desbalance entre programas educativos y laborales no requiere mayor atención. La educación es un derecho que el Estado debe garantizar pero obtener empleo es una responsabilidad individual. Esto estaría en parte evidenciado en que tan solo 2% de la población uruguaya obtiene su empleo a partir de programas estatales, mientras cuatro de cada diez uruguayos obtienen su empleo a través de recomendaciones de amigos o familiares (Arim & Salas, 2007). Ahora bien, si pretendemos que los programas educativos ofrezcan retornos económicos en el mediano y largo plazo, se requiere de programas laborales que los complementen. El desempleo juvenil triplica la tasa de desempleo adulto (MIDES-INJU, 2009) y entre quienes se encuentran trabajando tan solo uno de cada cuatro cuenta con cobertura de seguridad social (Encuesta Continua de Hogares, 2009).
En la medida en que nos sigamos concentrando en la educación sin políticas complementarias de empleo, seguiremos perdiendo por goleada.

Fuentes citadas:
Arim, R., & Salas, G. (2007, Abril). Situacion del empleo en Uruguay. INE-UNFPA.
MIDES-INJU. (2009). Segundo informe de la Encuesta Nacional de la Adolescencia y Juventud. Montevideo, Uruguay: MIDES-INJU.

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